EL DÍA, LA LUNA Y EL JOTE, por Alejandro Ariel (aa) y Guillermo A Pragana (gap)

gap: Quisiera conversar contigo sobre esta foto que tomé en Colomé. En ella se muestra una curiosa conjunción del día, la Luna y un jote. Entre la aparente complementariedad total del día y la noche, irrumpe un buitre que, a pesar de la majestuosidad de su vuelo, no puede no remitirnos al desecho. El buitre, al reciclar el deshecho de lo hecho, muestra velando los desperdicios del Gran Hacedor. Lo hecho, que nos es dado entre la Luz y la Oscuridad, el Don, no es sin pérdida. Se me ocurre que perdonar quizás sea asumir el deshecho divino, transformando lo perdido en ofrenda. Perdonar: reciclar en Amor y Belleza, sacrificando nuestra vanidad, los sublimes desperdicios de Dios.

aa: ¡Claro que sí, conversemos! La espesura de la imagen, tan diáfana, será nuestro comienzo. Ambos seremos el deshecho en esa imagen virtual, que fue real y que ahora llama, en su realidad compartida, a nuestra conversación. Comencemos por la majestuosidad. ¿Será acaso la que se alimenta de nuestra vanidad de desperdicio del Gran Hacedor? Un vuelo que nos recuerda la ausencia de tumbas en lo real. Un vuelo que nos recuerda la necesidad de la escritura, para y en el libro. Lo hecho, el Don, no es sin pérdida: Lo hecho deviene acontecimiento por esta pérdida, que la escritura transforma en ofrenda. ¿Ofrenda a Dios por regalarnos el fuego y el error? Quizás el vuelo de la mano, en ella, sea el modo en que el hombre perdona en sí mismo el haber olvidado a Dios. Cuando el hombre lo olvida, se transforma en buitre que escribe números para devorar sus propios restos. Y allí, lejos de perdonar, corta las cabezas de otros hombres en el desierto o en los suburbios.

gap: Sí, pero en otra dimensión, lo majestuoso no implica vanidad sino que participa de esa forma de belleza en que se nos impone la grandeza de lo perecedero, justificado en sí mismo. Al modo de la rosa de Angelus Silesius: “La rosa es sin porqué, florece porque florece, no se cuida de sí misma, no pregunta si se la ve”. Ante lo bello, también ante la poesía, toda acción que no sea contemplación ('theorein') quizás sea profanación, incluso sacrilegio. Porque la belleza es el templo, erigido por el Amor, donde la Vida consagra su eterno burlar a la Muerte. Por eso, todo análisis, todo cuestionamiento, todo debate, en fin, todo coloquio, no puede fundarse sino en lo diabólico, es decir, eso que en el pensar mueve a desunir, separar, atacar, acusar... De hecho, Gregory Bateson llegó a postular que el Mal es “el pensamiento que escinde todo en pedazos”. En este sentido, pensar, en cuanto "razonar la verdad", siempre implica invocar el espíritu de Jack el Destripador, para quien lo fundamental era ir pedazo por pedazo.

aa: Celebro lo de Jack el Destripador, casi diría que lo anhelo en estos tiempos de la muerte sin gracia. Del pensamiento aplastado en la pisada vertiginosa de la tecnología. Que el pensamiento sea el mal lo atestigua la necesaria expulsión del Paraíso. El sudor y el dolor. Lo diabólico es la promesa del miedo. ¡Aceptémosla! Entre la belleza y el miedo está el cielo que es cielo de lejos… y es nada al acercarse. En la nada, a lo lejos, se avista la belleza, asomada al día con la majestuosidad del destripador en su negritud, que espera de la muerte sus pedazos. Pedazos de saber, ensangrentados y ya sin vida. Alimento del majestuoso poder de la espera, que paciente nos habla del fracaso de la belleza como conjuro. La Luna, como la rosa, es gratuidad que se supone vencedora de nada. Sino solo la inmemorial raíz de un combate donde el hombre cae vencido. Donde solo la resurrección señala que eso nos reconforta, cuando lo hace. Recuerdo unas palabras de Martin Heidegger: "Cuando se despierte en nosotros la Serenidad para con las cosas y la apertura al misterio, entonces podremos esperar llegar a un camino que conduzca a un nuevo suelo y fundamento. En este fundamento la creación de obras duraderas podría echar nuevas raíces". La serenidad para con las cosas y la apertura al misterio. Entre la belleza y el Destripador...