A veces, ebrio de llantos y de amor,
como esos ríos que han vagado mucho
y desean ya perderse en el océano,
¡me hundía en tu plenitud, belleza del Mundo!
En comunión con todos los seres,
felizmente lejos de la soledad del Tiempo,
cual peregrino que vuelve a su tierra natal,
así volvía yo a los brazos del Infinito.
[Friedrich Hölderlin, 'A la Naturaleza' (fragmento);
"Poesia completa", Ediciones 29, Barcelona 1977]