La montaña
El sol acaricia las hojas
que se mecen con el viento
y replican
el cauce del río seco.
Las ramas crujen
llegando al cielo
en ecos de instantes
cubiertos por el crudo silencio
del paso del tiempo.
El corazón
se estremece ante la montaña
que guarda secretos
y los revela al alba.
No se podría saber
a quien le habla
porque el dios
no oye más plegarias
y hace tiempo
que las palabras dicen nada.
Cuando la fe descalza
se disfrace de respuestas
y sea la hora
de abandonarse al lamento
la montaña seguirá
impávida a lo lejos
devolviendo la calma
por el miedo perturbada.
Matías Pragana
Buenos Aires, marzo de 2017
Instante de miradas
Detrás de una máscara dorada
En una ciudad, una plaza
Persiguiendo cisnes en el agua
Se escondía una mirada
O tal vez no había tal máscara
Ni agua, ni ciudad, ni plaza
Pero ahí estaba aquella mirada
Entre tierna y perturbada
Perlas negras, puerta de entrada
Me perdía y la encontraba
Conocí todo para concebir nada
En un instante de miradas
Matías Pragana
Buenos Aires, junio de 2017
La flor verdadera
Vibración y temblores van volando
Y se dibuja una sonrisa del llanto
Allá bailan dos amantes a oscuras
Con este sonido que todo lo cura
La impresión misteriosa del número
Besa tus oidos con labios húmedos
Nos enseñó esas primeras palabras
Las que ninguna lengua alcanza
Pude haber pasado una vida entera
Buscando la flor verdadera
Con la vid y precisa como la flecha
El alma se colma de vida y celebra
Celebra la muerte del tiempo tirano
Con el ritmo que brota de las manos
Puede haber pasado la primavera
Pero la música es la flor verdadera
Matías Pragana
Buenos Aires, julio de 2017