FEMINISMO
En la actualidad, y desde hace tiempo, cada vez con más suceso, la mujer reclama la igualdad de derechos con respecto al hombre, poniendo en cuestión su rol en la cultura prevaleciente, en tanto en cuanto va en desmedro de su realización como humano (1).
Ser humano : zóon lógon échon (2) : viviente-hablante.
Como vivientes, los humanos somos sexuados: machos o hembras. También lo somos como hablantes, pero de una forma más compleja. No obstante, de una u otra forma, somos machos-hablantes o hembras-hablantes, lo cual no implica la coincidencia, punto por punto, con ser hombre o mujer, sobre todo en relación con la "elección" sexual de objeto (3).
Como viviente-hablante, la mujer quiere dejar de ser hembra-hablante para llegar a ser hembra-hablante, para lo cual lucha palmo a palmo por tomar la palabra en forma plena, de igual a igual con el hombre, gestándose entonces un heterogéneo movimiento denominado, genéricamente, feminismo.
Pero, a pesar de su denominación, y más allá de sus indudables logros en el campo de los derechos cívicos y políticos, el movimiento feminista no parece en aptitud de promover cambio alguno en que, dicho freudianamente, la femineidad sea desestimada (Verleugnung) (4) en el seno del statu quo cultural hoy hegemónico.
En la dimensión del Habla (5), la femineidad ya no es la cualidad de hembra de un hablante, sino que nombra la cualidad femenina de una función fundamental, juntamente con lo masculino, en el cultivo del Habla, es decir, en la poiesis de la Cultura. A tal dimensión, corresponde la bisexualidad del hablante, en un sentido distinto al determinado, meramente, por la vital diferencia entre las capacidades de fecundar o de ser fecundado.
Masculino y femenino, uno vuelto al otro, en correspondencia, manifestándose coligados en diversas dicotomías complementarias: por caso, respectivamente, habla y escucha; apolíneo y dionisíaco (6); luz y tinieblas; apariencia y ocultación; ánimus y ánima (7); ciencia y misterio; tiempo y espacio; orden y caos; ser y nada. Dicho en conceptos con la mayor extensión posible, el perseverar en el ser (8) y el dejar ser (9).
Lo masculino del Habla: agente (semilla) del cultivo del Habla.
Lo femenino del Habla: lugar (tierra) del cultivo del Habla.
Sin la conjunción de lo masculino y lo femenino no hay cultivo del Habla, no hay Cultura. Sin embargo -nuevamente dicho freudianamente, pero esta vez extrapolando otro concepto, análogo a la desestimación-, en nuestra cultura acaece un rechazo de la femineidad (Ablehnung der Weiblichkeit) (10). Paradójico trastorno cultural, que equivale a dictaminar un «no ha lugar»… ¡al lugar sin el cual no es posible la propia poiesis cultural! Lo cual resulta en un sintomatógeno obstáculo al libre fluir del Habla (5). Trastorno del cual somos partícipes tanto hombres como mujeres, ya que el cultivo del Habla se da a partir de la androginia de cada viviente-hablante.
Autoinmune trastorno de rechazo, al cual el movimiento feminista no aporta cura alguna, en la medida que se conforma con la equiparación de los derechos de las mujeres y los hombres. Igualdad de derechos conquistada en el seno de una cultura a la que el propio feminismo suele calificar de ‘machista’. En este contexto cultural, y tal como está planteado, el movimiento feminista no parece motivado por lograr el «ha lugar» a lo femenino sino, más bien, por lograr el «ha lugar» a lo masculino de la mujer.
Un destacado filósofo y matemático de la antigua Grecia, cuna de la misoginia en nuestra cultura, afirmó: Hay un principio bueno que ha creado el orden, la luz y el hombre, y un principio malo que ha creado el caos, las tinieblas y la mujer (11). No hace falta indagar mucho más para comprender el porqué de la protesta masculina (12) en la hembra-hablante: voluntad de poder que quiere superar el ser víctima, la desvalorización, la discriminación, la denigración, incluso la ninguneante idealización. Bien, pero inadvertidamente se establece una grave confusión, ya que todo ello la mujer no lo ha sobrellevado por su carácter de tal, sino por haber respondido el llamamiento a ser la encarnadura, el signo vivo, la epifanía de lo femenino del Habla.
Tiempos de un sino cultural fálico, aún más excluyente, se avisoran en el horizonte.
Sucede que, sin que acontezca un cambio en la cultura misma, solo conquistar viriles derechos redundará en la desestimación, en el rechazo, de la femineidad, con el consiguiente aumento de la prevalencia de viviente-hablantes que impidan el libre fluir del Habla. Hecho nefasto, tanto para el ser humano como para lo que ha sido llamado a cuidar: la Vida y la Cultura.
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(1) BEAUVOIR, S. DE 1949 El segundo sexo. Ediciones Cátedra, Madrid 2005.
(2) ARISTÓTELES Siglo IV a.c. Acerca del alma. Editorial Gredos, Madrid 1988.
(3) PRAGANA, G.A. 2018 Diferencia sexual… http://www.padresypatrones.com/433047701
(4) FREUD, S. 1927 Fetichismo. O. C., Tomo XXI. Amorrortu Ed., Buenos Aires 1979.
(5) PRAGANA, G.A. 2018 La causa del Patrón http://www.padresypatrones.com/438346962
(6) NIETZSCHE, FRIEDRICH 1872 El nacimiento de la tragedia. Alianza Ed., Madrid 1980.
(7) JUNG, C.G. 1951 Aion. Contribución a los simbolismos del sí-mismo. Ed. Paidós, Bs.As. 1986.
(8) SPINOZA, BARUCH 1677 Ética. Alianza Editorial, Madrid 2011.
(9) HEIDEGGER, M. 1930 De la esencia de la verdad. En 'Hitos', Alianza editorial, Madrid 2001.
(10) FREUD, S. 1937 Análisis terminable e interminable. O.C., T XXIII. Amorrortu Ed., Bs As 1980.
(11) PITÁGORAS Siglo V a.c. Citado por Simone de Beauvoir (1).
(12) ADLER, ALFRED 1912 El carácter neurótico. Editorial Paidos, Buenos Aires 1978.
Guillermo Pragana
baires, enero de 2019
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